Gracias a los amigos que nos envían sus anécdotas, en esta ocasión, Marco Rojas nos cuenta como se convirtió en Dj, no exactamente del genero High Energy, pero si un Dj de aquella época.
Mi relato:
Ahí les dejo el escrito de cómo me volví Dj.
Trabajé vendiendo fruta en el viejo mercado de la Merced, en ese mismo barrio sólo que en la calle de Santa Escuela vendí bolsas de pastelitos de la Marinela aplastados, vendí ropa en el bazar “El Quijote” aquel del Hotel de México, también vendí libros en el pasaje del metro Pino Suárez de ahí mi adicción por la lectura, tendría apenas 13 o 14 años, en esos días mi jefe el dueño del negocio de los libros se le ocurrió casarse fui invitado al gran evento que se realizó en su departamento por la Colonia Roma.
Llegué bien arregladito, tenis Nike coreanos, pantalón Sergio Valente de tres costuras, cinturón de alpaca con su pequeño doblez y punta hacia abajo, Chaleco Guess verde oscuro y los infaltables lentes Ray Ban fotogrey de gota chica, todo un chamaco fresa, la verdad creo que me veía súper cagado pero al final para eso trabajaba para comprarme lo que en casa ni en sueños podía pedir.
Al llegar a la fiesta sonaba una rola de Ritmo Peligroso “La Guerra Acaba”, jamás la había escuchado miraba a todos los invitados corear -es el -A-A-A el afecto es el E-E-E del amor-, me dirigí hipnotizado al equipo de audio, ahí estaba mi jefe preparando la siguiente rola le vi bajo el brazo un vinilo de Keny “Me Quieres Cotorrear”, al verme parado frente a sus tornamesas y un Gradiente 360 no perdió tiempo y me dijo, te quedas a cargo de poner la música ¿quieres?, que pregunta!, por supuesto respondí que sí.
Comencé a Revisar vinil por vinil muchos conocidos y muchos que en mi vida había visto, opté por el Outlandos d’ Amour de The Police, la rola Roxanne!, éxito total, sentí que podía cortar aprovechando que todo mundo cantaba los dejé cantando y corté!, Sonó entonces Jump de Van Halen! El grito fue unísono y todo mundo se paró a bailar, así fue como me inicié de monta discos.
(de los recuerdos y esas cosas).
Por Marco Rojas.
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